Pasa la luz oblicua reflejada en los inciertos tonos de las horas de la tarde.
Los megaciclos radiofónicos juegan al difícil ballet de no sé que extraña sinfonía.
... Y tu revoloteas como un insecto alrededor de mi memoria.
No se nada.
El tiempo sigue pasando mientras Bob Dylan aún sigue afinando su armónica.
Otro momento más, otro día, otro año y sigo sin poder dejar de escribir, a pesar de la lluvia, algún poema impreso en el pubis de la fantasía.
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