domingo, 3 de noviembre de 2013

CIEN MIL BESOS





Llegaste de la mano del frío, transformando la niebla en húmeda escarcha.
Yo, que era incapaz de derramar la mínima ternura, he tenido que gritarle al viento que no te
vayas nunca.

Por las rocas del tiempo avanzan tus ojos rutilantes, por las briznas del deseo avanzan
colgados de tu carne cien mil besos que desgastarán mis labios.
Algún día seremos distintos, yo te daré mis recuerdos mientras tu contemplarás la distancia.

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