viernes, 7 de junio de 2013

LAS CARICIAS NO TIENEN FINAL





Me lo dijiste aquella tarde: me he dejado el instrumento de medir caricias en casa.
Mientras las yemas de mis dedos recorrían toda tu epidermis.
Las caricias no tienen final, ni camino previamente trazado...nunca las pudimos medir.
Yo prefería la sorpresa, nunca me ha gustado lo previsto, era preferible pisar sobre cristales rotos,
antes que sobre la arena blanca, que luego recogías por la noche.

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