jueves, 20 de junio de 2013

LADY BEEFETER



La primera vez que la vi, tuve la sensación de que era una silueta sin final, imposible abarcarla con una sola mirada, era necesario recorrerla con los ojos en un trayecto inacabable, aquel vestido negro, sus largos tacones, los ojos verdes como esmeraldas y siempre sola y con un gin-tonic en la mano, con ese aire de estar por encima del bien y del mal, decidí llamarla lady Beefeter, nunca cruzamos una sola palabra, probablemente me habría mirado con ese desdén, que nadie, como las mujeres fatales saben tener.

De sus caderas manaba, a borbotones, fiebre y pasión, a aquellos insinuantes movimientos felinos les faltaba espacio, cuando la diosa lady Beefeter decidía abandonar la barra.
.
Aquella tarde de invierno apareció en mi consulta, llevaba gafas negras, el pelo recogido y un gran abrigo negro.
Lady Beefeter se tumbo en el diván y me dijo que tenía problemas de autoestima.


No hay comentarios:

Publicar un comentario