Hay inventarios de recuerdos,
que se confunden con un dolor inmenso.
Llegan feroces, arrebatando tonos azules,
dudosos, casi brumas, casi gritos.
El tránsito, fugaz momento
inmerso en la mas lujuriosa noche, acaba arrebatando el celo por la existencia.
En ese momento, hay explosión de estrellas,
ocupadas en la mas ruin lucha.
En ese momento - no tiempo -
las ingles se acobardan en la oscuridad
y se derrama el poema ambiguo de la existencia.
Hay inventarios de soledades,
que son como alfileres que se clavan
en una escondida arteria,
como vidrios rotos,
como círculos de tiempo.
Suma y sigue.
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